Fundamentos de la Ley de Emprendedores en España

Comienza un nuevo año y con él arrancamos la ristra de propósitos de cara a los próximos meses. Seguro que en la mente de muchos prevalece la idea de emprender y generar empleo. Lo que, a su vez, favorecerá el crecimiento de la economía del país. Fomentar la inversión extranjera en España y el talento de los profesionales es tarea de los poderes estatales. Por ello, el 23 de septiembre de 2013 se publicó la Ley de Emprendedores 14/2013, dirigida a aumentar el tejido empresarial y potenciar la internacionalización económica. Analizamos los puntos clave de esta normativa y el estado actual de los emprendedores en España.

El emprendimiento como solución ante el desempleo

Uno de los grandes problemas de la economía española, y consecuentemente de la sociedad, es la tasa de desempleo que afecta, en gran medida, al colectivo más joven. Dejando a un lado las causas, que son muchas, esta situación lleva, ante la falta de oportunidades, a la creación de autoempleo. Es así como los emprendedores se lanzan a nuevos proyectos que les permitan cambiar su preocupante realidad. Pero para impulsar este cambio generacional es imprescindible que exista un entorno normativo que lo apoye. 

Objeto de la Ley de Emprendedores

¿Qué se persigue con la creación de la Ley de Emprendedores? El principal fin es apoyar el espíritu emprendedor y proteger la actividad empresarial, favoreciendo su desarrollo, crecimiento e internacionalización. Se persigue fomentar la cultura emprendedora y crear un entorno del todo favorable para la realización de la actividad económica. La Ley de Emprendedores se aplica a cualquier sector del territorio español y cumple su cometido desde la propia enseñanza, incluyendo iniciativas para afianzar el espíritu emprendedor de los más jóvenes.

Los emprendedores españoles

Desde 2008, la crisis económica arrasó un gran número de empresas españolas, contabilizadas en unas 300.000. Tuvimos que esperar hasta 2015 para que se reactivase el tejido empresarial del país con la creación de nuevas compañías. Y al mando de estas startups situamos al emprendedor medio, un hombre en torno a los 38 años de edad. Para arrancar un proyecto, el capital mínimo inicial oscila entre los 4.000 y los 5.000 euros. Cantidad que los emprendedores suelen obtener de ahorros personales, inversores privados o públicos, y préstamos bancarios o de seres queridos. 

Sin duda, la iniciativa de montar una nueva empresa es arriesgada y valiente, ¡pero también muy necesaria! De ahí la importancia de que existan regulaciones como la Ley de Emprendedores, con la que se protege la creación de compañías. Si necesitas asesoramiento jurídico en tu nuevo proyecto, contacta con HE Abogados. Nuestro equipo de profesionales te acompañará en todo el proceso y resolverá tus dudas.

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